Hasta ahora, medir la competencia lingüística ha sido tarea de profesores humanos o de máquinas que hacen preguntas de 'sí/no'. El lenguaje hablado, en particular, siempre ha requerido que un humano determine el nivel de competencia del hablante. Naturalmente, este método deja mucho al azar dependiendo de quién sea tu profesor.
Ahora que la IA forma parte de las evaluaciones lingüísticas, los angloparlantes pueden evaluar las cuatro destrezas lingüísticas -leer, escribir, hablar y escuchar- sin temor a errores humanos o sesgos. Con un rico conjunto de datos de hablantes internacionales al que recurrir, la IA minimiza la posibilidad de análisis subjetivos. La IA simplemente adapta la prueba para acomodarse al nivel medido del hablante y evalúa basándose en la precisión y la comprensibilidad, incluso en los matices de la palabra hablada.
No se puede exagerar su valor. No sólo significa que la certificación está al alcance de cualquiera con una conexión a Internet, lo que aumenta la accesibilidad para quienes no tienen profesor, sino que también ofrece precisión y coherencia más rápido de lo que podría conseguir un ser humano. Los hablantes pueden demostrar su competencia en una fracción del tiempo que tardarían normalmente, ya que el certificado se obtiene a los pocos minutos de completar la prueba.